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Ser Madre, un poder magico

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Por Valeria Vilar, MA, BEd, LMHC

El mes de Mayo nos brinda la oportunidad de honrar y valorizar la importancia del rol materno en la dinámica familiar y en relación directa con sus hijos. Ser madre es una de las experiencias más importantes en la vida de toda mujer, el amor de la madre hacia sus hijos es un trabajo que comienza durante el embarazo y se acrecienta, día a día, después del nacimiento de su hijo.

Cuando observamos a las niñas pequeñas nos damos cuenta que las tendencias protectoras maternales se ponen tempranamente de manifiesto. Desde muy temprano la niña se identifica con su madre e interpreta en los juegos los mismos roles que ejerce su propia madre para con ella.

¿Sera que en la niña, los juegos con muñecas nos estarían manifestando un instinto maternal? ¿Entonces el amor de madre es instintivo? ¿Las mujeres nacen con el mismo? ¿Sera genético? ¿Todas las mujeres poseen esos genes, o algunas no lo poseen?

Para poder responder a estos interrogantes deberíamos partir por definir el término instinto. Biológicamente se define como una pauta hereditaria de comportamiento que es común a todas las especies. Su finalidad es la de adaptación al medio. El instinto es netamente congénito, heredado genéticamente. Responde al circuito estímulo-respuesta y posee objetos precisos e inamovibles. Desde las ciencias sociales, la Antropología, Psicología y Sociología, han demostrado que el ser humano se impulsa con mecanismos más complejos que el simple reflejo fijo e invariable.

En el ser humano la conducta adaptativa se verá reflejada por lo biológico, pero también por lo psíquico. Del mismo modo, el medio social entramado con la cultura tendría un papel de influencia significativo en la adaptación del ser humano. A fines de siglo XIX Sigmund Freud, médico, neurólogo y creador del psicoanálisis, observa que en el ser humano existen motivaciones inaplazables y somáticas que escapan a lo instintivo, o hasta van en contra a lo instintivo.

Para el la "conducta" humana es un conjunto de "conductas" extremadamente variables que superan a la definición característica del instinto. Freud va a introducir un término llamado “pulsión”. El separa el instinto animal inflexible, a la pulsión humana variable. La pulsión no está preformada ni orientada de antemano a ciertos fines, sino que se construye en las primeras fases de la existencia individual y carece de objetos fijos, predeterminados, donde meta y objeto admite variaciones. La pulsión designa al impulso provocado ante una excitación y una tensión corporal, tensión que tiende hacia diversos objetos y que si accede a ellos sólo se descarga momentáneamente; la pulsión, a diferencia del instinto, nunca queda satisfecha completamente.

Entonces una madre, por su condición humana, estaría motivada por pulsiones en lugar de instintos. Estas pulsiones tienen que ver con el deseo. De allí que la maternidad se relaciona con el deseo de ser madre. Claramente lo podemos observar en aquellas mujeres que no desean tener hijos o aquellas que desean dar su hijo en adopción.

El juego que una niña ejerce con sus muñecas tiene que ver con un proceso de identificación con su madre, y no con una reacción instintiva. Por ello, si el rol de madre para esa niña no está bien realizado, la misma tendrá dificultades en su vida adulta en el momento que desee ser madre. El hecho que una mujer este embarazada, no significa automáticamente que va a sentir amor por su bebe.

Como cualquier relación humana, el sentimiento afectivo hacia el hijo irá creciendo en la medida que emocionalmente la madre se vincule con su hijo. Si la mujer no desea ejercer la maternidad brindando en adopción a su hijo, será la madre adoptiva, la cual desempeñe el rol de madre. La madre adoptiva, por razones psicológicas o fisiológicas, tiene dificultades en concebir un hijo.

Posee el deseo de ser madre, por haberse identificado con su propia madre, y siente la necesidad de ejercer ese rol. La madre, o quien desempeñe la función de madre, constituye para su hijo la persona más importante desde el comienzo de su vida.

Freud, sostenía que el primer objeto de amor es la madre, de este modo, todo hallazgo posterior del objeto no es otra cosa que un intento de reencontrar el objeto primario de amor perdido. Para una mujer desempeñar el rol de madre es uno de los acontecimientos más importantes en su vida. Surgen sentimientos normales de ambivalencia. Cambios hormonales, físicos, psicológicos, cambios en las relaciones familiares y sociales. Como todo cambio, ser madre genera un desajuste en el equilibrio u homeostasis familiar. Pero al mismo tiempo el cambio provoca la oportunidad de vivir algo nuevo.

La formación de la relación afectiva depende tanto de la madre (o principal cuidador) como del hijo, de manera que ambos están contribuyendo en mayor o menor medida a su desarrollo y mantenimiento. Durante los primeros meses de vida casi cualquier conducta del niño puede promover afecto y ternura en la madre: lloran, sonríen, miran a los ojos, emiten sonidos o balbucean, etc. Este comportamiento empuja a la madre a acercarse y responder a sus necesidades, de forma que el niño se da cuenta de que cuando llora alguien está ahí para consolarlo, darle cariño y alimentarlo.

Cuando una madre logra con su hijo una vinculación sana y segura, la misma se mantiene desde niño hasta adulto. Estas madres poseen las siguientes características:

  • Las madres de niños con vinculaciones seguras son más sensibles a las necesidades de sus hijos.
  • Ellas responden de una manera apropiada y en el momento apropiado (por ejemplo, responder a la señales del bebé para detener, acelerar o disminuir la alimentación).
  • Apoyan al niño cuando quiere separarse de ellas y explorar el ambiente brindándole protección y seguridad cuando la necesita.
  • Le otorgan libertad al niño para elegir sus juguetes y establecer su propio ritmo de juego sin inmiscuirse o tratar de controlarlo; es decir, cooperan con la conducta del niño, en vez de interferir.
  • Le muestran disponibilidad, paciencia y consistencia en su comportamiento.
  • Mantienen un clima afectuoso y positivo para la interacción.
  • Expresan más emociones positivas y menos negativas.
  • Saben bastante sobre sus hijos.
  • Disfrutan abrazándolos

Este vinculo de seguridad que una madre le genera a su hijo produce también reacciones en el mismo que llevan a interrogarse: ¿Por qué será que una madre con un beso sana mágicamente una lastimadura en el hijo, cuál será la razón que un abrazo materno calma el llanto de su niño, o por que los miedos en la noche se disipan por una caricia en la espalda que una madre le da a su hijo?

La sonrisa cálida de una madre, la mirada atenta y valorativa a su hijo, las palabras de aliento y consuelo en momentos difíciles, la sola escucha que una madre le brinda a su hijo, producen un efecto asombrosamente positivo en la personalidad del niño, proporcionándole una elevada autoestima y generando un remanso sosiego.

¿Existirá alguna explicación por que la figura materna ejerce un estado de seguridad, protección y consuelo en el niño? ¿Será real que la madre gestara la base en el hijo para su sano desarrollo como ser adulto?

Este misterioso poder que una madre posee ha sido estudiado científicamente por el psicólogo, psiquiatra y psicoanalista inglés John Bowlby. John Bowlby comienza a estudiar psicología y ciencias preclínicas en la Universidad de Cambridge ganando premios por su performance intelectual. A los 26 años se titula en Medicina. Se especializa en Psiquiatría. En 1937, se titula de psicoanalista, y es presidente del Trinity College en 1938. El estaba interesado en encontrar los patrones de interacciones familiares involucrados tanto en el desarrollo sano como en el patológico. Se enfocó sobre cómo las dificultades de apego se transmitían de una generación a otra.

El Dr. Bowlby define al comportamiento de apego como toda conducta por la cual un individuo mantiene o busca proximidad con otra persona considerada como más fuerte. Se caracteriza también por la tendencia a utilizar al cuidador principal como una base segura, desde la cual explorar los entornos desconocidos, y hacia la cual retornar como refugio en momentos de alarma. Entre los años 1969 y 1980 el Dr. Bowlby desarrollo la “Teoría del Apego”. En su teoría resalta tres postulados básicos que permite identificar la relevancia del rol materno, o de quien ejerza la función de madre:

  • Cuando un individuo confía en contar con la presencia o apoyo de la figura de apego siempre que la necesite, será mucho menos propenso a experimentar miedos intensos o crónicos que otra persona que no albergue tal grado de confianza
  • La confianza se va adquiriendo gradualmente durante los años de crecimiento y tiende a subsistir por el resto de la vida
  • Las diversas expectativas referentes a la accesibilidad y capacidad de respuesta de la figura de apego materna durante sus años de desarrollo constituyen un reflejo relativamente fiel de las experiencias que el niño ha tenido con su madre.

El apego proporciona la seguridad emocional del niño: ser aceptado y protegido incondicionalmente. Este planteamiento también puede observarse en distintas especies animales y tiene las mismas consecuencias: la proximidad deseada de la madre como base para la protección y la continuidad de la especie. La teoría del apego tiene una relevancia universal, la importancia del contacto continuo con el bebé, sus cuidados y la sensibilidad a sus demandas están presentes en todos los modelos de crianzas y adaptados según el medio cultural.

“Un niño que sabe que su figura de apego es accesible y sensible a sus demandas les da un fuerte y penetrante sentimiento de seguridad, y la alimenta a valorar y continuar la relación” (John Bowlby). El vínculo emocional que desarrolla el niño con su madre y que le proporcionara la seguridad emocional indispensable para un buen desarrollo de la personalidad es explicado en la teoría de Bowlby.

Científicamente podemos concluir que las madres poseen un poder. Son indudablemente las que facilitan el sano fortalecimiento de la personalidad del hijo.

Generan en la dinámica familiar un balance entre los hijos como individuos, y en relación a sus hermanos y la figura paterna.

Su sola presencia, sus brazos siempre listos para abrazar, su corazón comprensivo en momentos difíciles, sus ojos tiernos que se endurecen cuando hace falta un límite constructivo, su fuerza en situaciones de debilidad, son las cualidades que en este momento del año los hijos y sus padres se detienen a valorar para rendirle homenaje.

Los invito a que se permitan reflexionar acerca del poder mágico que las madres tienen en sus vidas, y a partir de ello puedan demostrarles afectivamente agasajándolas en su día. ¡Feliz Día A Todas Las Madres!!

 

Valeria Vilar, MA, BEd, LMHC, es la Directora Clínica de Open Psychotherapy & Wellness Center. El centro esta localizado en el Weston Town Center desde 1998. Para información adicional puede contactarnos al (954) 385-9550, y Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. o visitando www.openmind.cc